jueves, 3 de mayo de 2012

Noche

La luz de la vela casi se extinguia, cuando sentí un frio estremecedor en mi espalda, en eso me percate de que ya no estaba acostada. Alcé la mirada hacia la ventana y la vi ahí sentada, su mirada perdida en el vacío de la ciudad, denotaba que las pesadillas la habían encontrado de nuevo.
- Ven a la cama Kat, es tarde
-No... tú duermete, no me hagas caso.
Era imposible discutir con ella cuando se empeñaba en decir que no pasaba nada, años de lucha me lo habían enseñado, así que no le dije nada y me levante, al llegar a ella vi como la luz de la luna regaba su cuerpo, creando brillos y sombras que resaltaban su figura. Dios mio vaya que era muy bella. Siempre me lo había parecido, desde el momento en que pose ojos sobre ella, no había existido nada mas hermoso que pudiera mirar. Por eso era tan triste, ver tal belleza marchitarse ante tan terribles sueños, de muerte y desolación. La tome en un tierno abrazo y senti su piel contra la mia, ella no se resistió y poso su cabeza sobre mi hombro.
-¿Porqué Sam? ¿porqué? ¿qué pecados debo pagar?
-Son solo sueños Kat. Ya te lo dijo el Doctor, solo tomate las píldoras y estarás bien.
-¿Y si no?
-No lo sabrás si no lo intentas.
Su mirada me veia con un velo de resignación, ella siempre me había hecho caso, siempre había sabido que yo solo procuraba su bien, quizá por eso me amaba, sabía que pasara lo que pasara yo nunca podría soltarla, nunca la dejaría sola. quizá por eso me amaba.
Se alejo de  mi abrazo y se acerco mas al barandal, no sé porque eso me puso nervioso, su cabello se agitaba con cada soplo del viento. la piel de su cuerpo se estremeció con el frio nocturno, pero eso no pareció importarle, la ciudad estaba en silencio, apagada, como muerta, mientras ella, desnuda y ausente, la miraba desde el fondo de su atormentado corazón, un corazón agrietado, herido, pero lleno de amor. Ese tipo de amor que se entrega a quien lo sabe cuidar y a quien sabe proteger en un tierno consuelo cuando todo se parece desmoronar.
-Los encontraremos Kat. Los haremos pagar.
-Lo haremos Sam, se que lo haremos, y aún si muero antes, se que tú lo harás.
-Lo prometo.
Sus ojos se llenaron con mi promesa de venganza, venganza que esperaba a encontrar a esos que tanto daño le hicieron, mis palabras se basaban en mi convicción y en mi propio resentimiento contra ellos. Ellos. Al final Kat regresó a la cama, otro beso, otro abrazo, abrazo de dos, abrazo de amor, abrazo de venganza. "Los haremos pagar" decía mientras me besaba, "los haremos pagar", le contestaba. Quizá solo viera en mi el conducto de su venganza, quizá por eso me amaba.

Querétaro: Diseño, Historia y Cultura


Querétaro, Diseño, Historia y Cultura
Querétaro es un pequeño estado con grandes atractivos para todo visitante que se de un tiempo de llegar a él. Su ubicación lo hace accesible para cualquier viajero, ya que esta a solo dos horas de la Ciudad de México, a menos de una hora de San Miguel de Allende, a dos de Guanajuato y a dos de Michoacán. Su clima lo hace atractivo todo el año, a demás de la gran diversidad de actividades y eventos que se realizan en él.
Recientemente Querétaro ha tenido un increíble crecimiento en lo que refiere a diseño gráfico, ya que importantes estudios de diseño han puesto sus oficinas en la capital del estado, creando una atmosfera favorable para el desarrollo profesional de la profesión. Uno de dichos despachos es Tipos Libres, creado por el diseñador Eduardo Espinoza, quien después de egresar de la UAM inicio una exitosa carrera como free lance en el DF, aparte de dar clases en la misma universidad de la que egresó, pero después de un tiempo, decidió probar suerte en este bello estado.
Si bien el camino para Tipos Libres no ha sido fácil, hoy en día se han catapultado como uno de los estudios de diseño más atractivos en el país, con proyectos importantes, tanto locales como nacionales y siento todo un ejemplo para jóvenes diseñadores que quieren hacerse un lugar en esta difícil profesión.
 Fue en 1998 cuando por primera vez, Tipos Libres decidió dar el primer paso para unir ideas y compartir conocimientos en un mismo espacio, creando así “Dejando Huella”. La primer edición del congreso fue bastante modesta contando con apenas 600 asistentes, en una pequeña unidad deportiva de la cuidad de Querétaro. Pero así fueron creciendo, poco a poco cada año más gente asistía a las conferencias, talleres y demás actividades realizadas en los Dejando Huella, hasta que finalmente en la edición 13, o como ellos la llamaron, 12+1, se logró rentar el Auditorio Josefa Ortiz y se contó con la suma de alrededor de mil asistentes.
Para este año la celebración tubo un toque especial, ya que se trataba del 15 aniversario del congreso, y como debe ser en unos 15 años, la fiesta no se hizo esperar. Todos los elementos de la decoración y preparación del evento, tuvieron que ver con los 15 años, como se celebran en la tradicional familia mexicana,  ya saben, vestido, adornos, color rosa por todos lados, etc. Todo para que los 1800 invitados de este año pudieran celebrar junto con el estudio, tan especial ocasión.
Los invitados para esta edición fueron igual de especiales, primero con las tipografías de Ale Paul, siguiendo por las ornamentadas ilustraciones de Catalina Estrada, además de contar con los increíbles trabajos del cartelista Benito Cabañas, la presentación de la esperada CS6 de Adobe, entre otras sorpresas. Algunas figuras del diseño en México también se hicieron presentes aunque no como ponentes, tal es el caso de Gabriel Martínez Meave, quien se la paso firmando carteles, brazos y cualquier cosa que le pusieran enfrente. Alejandro Magallanes se ganó a la audiencia del Auditorio con su presentación, que incluía no solo sus diseños sino también sus trabajos literarios. La sorpresa del evento la dio Rubén Albarrán, el enigmático vocalista de Café Tacvba, quien es también diseñador gráfico, egresado precisamente de la UAM, que presento una recopilación de los diseños que ha hecho para la banda y de manera independiente.
Y como buenos 15 años, hubo fiesta. La hacienda los Cobos fue el lugar elegido para que alrededor de mil personas que habían pagado el cargo extra de la fiesta, se pudieran divertir y convivir. Las mesas estaban adornadas con manteles rosas y los meseros se dedicaban a servir platos de comida y bebidas al por mayor. El mismo Eduardo Espinoza, se dirigió mesa por mesa a dejar una botella de Mezcal a cada una, agradeciendo de frente a cada asistente por haberse tomado la molestia de asistir a dicho evento. La fiesta contó con todo, desde acróbatas en zancos, música, una que otra celebridad y mucha diversión.
A fin de cuentas, Dejando Huella XV fue una gran, gran celebración, eventos como estos deben ser seguidos y apreciados ya que ofrecen una ventana para ver más allá de tu entorno cotidiano y poder tener una despectiva más amplia, del entorno laboral y la vida profesional, de un diseñador gráfico.

sábado, 11 de febrero de 2012

Héroe

-Papá ¿qué es un héroe?...

La pregunta de Robert hizo rebotar un fantasmal eco en la recamara vacía, su padre limpiaba algo que tenia en las manos con sumo cuidado, con un paño viejo y desgastado, pero con tanto empeño que parecía apreciar una belleza majestuosa en dicho objeto. La mirada de su padre se levanto para posarse en el pequeño niño rubio de ojos azules que le había formulado la interrogante.

-Eso no existe Robert, solo existen en los cuentos- Dijo su padre concentrándose de nuevo en el pequeño objeto metálico sobre sus manos.

-No es cierto padre, ¡sí que existen!, o eso creo- contesto con sus azules ojos fijos en el mermado rostro del aquel hombre al que llamaba padre.
-¿En verdad quieres saber qué es un héroe hijo?
-Sí
-Bien. Un héroe...-se detuvo dubitativo, clavo la mirada en la mesa, como ocultando un viejo dolor, profundo e imperdonable. Robert se estremeció al ver la mirada perdida de su padre. El hombre levantó de nuevo la cara, respiró profundo y continuó.
-Un héroe es, un hombre diferente hijo, un héroe es aquel que lo entrega todo por quien lo necesite, sin importar el sacrificio que esto conlleve, el héroe de verdad no conoce el descanso, porque no puede hacerlo hasta conseguir la victoria y su victoria nunca llega. Porque siempre ha sido más fácil hacer lo malo que lo correcto, lastimar que proteger, engañar que decir la verdad. Por eso hijo, el héroe tal como debería ser ha muerto.
El infantil rostro se enrojeció al momento que una delgada lagrima bajaba por su mejilla, las manos cruzadas frente al pecho y el gesto deprimido enmarcaban la imagen de tan inocente llanto.
-¡No es cierto!
El niño lanzo tremendo rugido que hizo estremecer a su padre. Robert Hooglihan tenia el rostro colorado teñido por indignación y frustración.
-Los héroes, si son lo que dices, ¡sí existen!- su mirada escondía temor y decisión al mismo tiempo- Existen y viven y ganan, yo lo sé, porque si un mundo no tiene héroes no tendría nada en que creer y yo sí creo y yo creo que los héroes sí existen!
El rostro del Teniente Coronel R.Hooglihan se quedo perplejo, su hijo de 9 años había rugido como todo un hombre, se puso lentamente de pie, al tiempo que posaba su mano sobre el delgado hombro de su fiel y pequeño soldado.
-Tenías razón hijo, los héroes aun existen, creo que estoy mirando a uno en este momento.

sábado, 4 de febrero de 2012

Anton

El silencio oscuro del pueblo se rompia con el leve tintineo de las campanas colgadas en el marco de la ventana, el viento las empujaba a placer, mientras la lluvia invernal caía como un perpetuo rocio sobre la yerba. Anton era un anciano de 97 años que había vivido muchas peleas y luchado muchas guerras. Su cuerpo esbelto aun mostraba la sombra de los marcados músculos que tuvo durante su juventud, pero la edad lo había vuelto fragil y lento. Unos pequeños lentes circulares caían sobre su tabique nasal, dandole un toque de sabio al rostro del anciano, la fogata daba calor a sus viejos huesos cuando se ponía a leer como cada madrugada. Hacia 4 noches que Anton no podía dormir, su pacifica vida a las afueras del pueblo de Hogg se había visto interrumpida con la aparición de 7 mirlos muertos a las afueras del bosque Plateado. Los mirlos poblaban todo el bosque y los habitantes de Hogg los respetaban por ser el emblema del pueblo, por eso la aparición de dichas aves muertas había causado tanto revuelo. Anton había examinado con cautela a las criaturas, después de la disección, el anciano no encontró la causa de la muerte, no había veneno, ni daño a los organos internos, nada.
Fue después de revisar a los mirlos que el insomnio le había comenzado, a sus años no tener horas de sueño no era nada grato, se entretenía cada noche leyendo sus viejos tomos de leyendas y mitos de la antigua era, leia los relatos de los Altos Heroes del pasado, Faragorh la espada del Sol y Miragogh el guerrero dragón eran sus favoritos. A veces ojeaba las historias de las Guerras de la NeoConquista pero eso le traía malos recuerdos. Era difícil ver su nombre en historias que le recordaban tanto dolor. Esa noche no pudo escoger ningún libro, estaba en silencio, frente a la chimenea, examinando sus notas sobre los mirlos, afuera, desde su ventana, se asomaba la Puerta Lunar, entrada al Bosque Plateado y sin saber porque, el viejo Anton sentia que algo desde esa maleza lo observaba. Un escalofrio le recorrio la espina dorsal al mismo tiempo que un fuerte golpeteo sonó en la vieja puerta de madera, alguien llamaba. El anciano con sus huesos cansados se levanto despacio y camino hasta la puerta, al abrirla pudo ver a quien había estado esperando desde hacia 4 noches.
-Ya era hora, estúpido vago.
-Calla anciano, o te enviare a la tumba, de la que ya por largo tiempo te le has escapado.
El hombre que entro a la vieja cabaña era alto con el rostro lleno de cicatrices, una de ellas era larga y le atravesaba el costado derecho del rostro pasando sobre su ojo. Mientras se limpiaba el lodo de las botas en el portico, le daba a Anton una fria mirada de desprecio. Al entrar a la cabaña, se dejo caer de lleno sobre la primer silla que vio...